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EL NUEVO HOLLYWOOD

El Hollywood clásico comenzaba a presentar una carencia que no había tenido hasta el momento: sus películas ya no interesaban a la audiencia. Es por esta razón que el vacío que dejaban en las taquillas las películas tradicionales, fuese ocupado por películas de bajo coste dirigidas por una serie de cineastas jóvenes que proponían un nuevo modo de contar historias. Un modo mucho más fresco y dinámico que se salía por completo de los cánones impuestos por los productores de Hollywood. El periodo comprendido entre los años sesenta y los ochenta es en el que tuvo lugar el denominado Nuevo Hollywood.

 

En el año 1967 se exhibieron dos películas que, según dicen, representan el inicio de esta nueva etapa: Bonnie y Clyde, de Arthur Penn, y El Graduado, de Mike Nichols. Mientras que la primera resulta ser una forma novedosa de narrar (con un  montaje muy dinámico que le dota de un ritmo único), la segunda rompe de una vez por todas con los estereotipos vistos en las películas del protagonista honrado y perfecto. El Graduado cuenta la historia de un joven Dustin Hoffman que acaba de licenciarse en la universidad y se instala en la casa de sus padres para encontrar trabajo. Sin embargo, la vida que llevan sus padres y sus amigos no es la que quiere. De alguna manera el director nos está diciendo con el propio argumento de la película que no quiere seguir haciendo las películas del cine clásico. Este es, pues, el origen del Nuevo Hollywood.

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No solo se rompió con el modo de contar películas, sino también con el modo de hacerlas, o sea, de producirlas. Así como en el pasado el control que tenían los productores estaba por encima de las creadores, ahora la potestad absoluta la tenían los propios directores, de modo que su mano llegaba hasta el final cut. Así pues, las películas recuperaban la esencia artística que tanto anhelaban los cineastas, y la faceta comercial quedaba otra vez en un segundo plano.

 

Los temas que abordaban las películas de esta nueva etapa eran completamente distintos. Ya no presentaban universos idílicos en donde los personajes eran radicalmente buenos o malos. Ahora, además de trabajar en distintas gamas grisáceas, los temas eran preferentemente de crítica social (hay que tener en cuenta que en aquel momento Estados Unidos, y el mundo en general, estaba sufriendo cambios culturales e ideológicos muy profundos e importantes). La guerra de Vietnam, la marginación social, la violencia, la delgada línea entre la cordura y la locura…, todos los temas tenían que ver con las vidas de los directores.

 

Conforme transcurría el tiempo, las películas de bajo presupuesto comenzaron a estar en primer plano. Por eso, la audiencia pedía más películas del estilo. De este modo, aquellos directores se veían con el dinero suficiente como para realizar producciones más serias y potentes. Así, llegamos al momento más álgido del Nuevo Hollywood, a principios de los años setenta. Esta culminación dio a conocer a directores del calibre de Roman Polansky, con películas como Chinatown. También encontramos en este momento largometrajes tan conocidos como The French Connection o El Exorcista.

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Pero, sin lugar a dudas, el director que culminaría todo lo expuesto anteriormente sería Francis Ford Coppola, con su obra maestra El Padrino, llevada a los cines en el año 1972. Esta película es considerada por la mayoría la mejor de la historia. Cuenta la realidad, cruda pero cierta, de las mafias italoamericanas, con dos personajes que se han convertido en iconos del cine: Vito Corleone, interpretado por Marlon Brando, y Michael Corleone, interpretado por Al Pacino. El trabajo de Coppola se reafirmó con su otra obra maestra Apocalypse Now, en el año 1979.

 

Algunos de los directores que ya eran considerados clásicos del Nuevo Hollywood comenzaron a estancarse. Es por ello, que vino un relevo de directores (procedentes de la escuela del productor de películas de serie B, Roger Corman, que había formado un sistema valioso y productivo al margen de Hollywood). Entre ellos, surge Martin Scorsese, la figura más importante del Nuevo Hollywood, un director que a día de hoy sigue haciendo películas ovacionadas tanto por la crítica como por la audiencia. Su éxito comenzó con Mean Streets , una película de gangsters que refleja un modo de contar historias que no se había visto hasta el momento.

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A Scorsese, le siguieron una serie de directores cuyos nombres nos suenan a todos: George Lucas y Steven Spielberg, procedentes de la misma generación y escuela de Scorsese. Tiburón y Star Wars son las películas más conocidas de ambos en esta época. La llegada de este grupo de directores (a finales de los años setenta) supondría el fin de la era del Nuevo Hollywood, pues la guerra de Vietnam había cesado y la sociedad pedía de nuevo películas de formato con final feliz. De este modo, los productores que habían perdido el control por la aparición de estos jóvenes directores, intentarían recuperar su potestad aliándose con ellos y volviendo a hacer películas

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